©Edouard de Keyser
El belga Edouard de Keyser es uno de los participantes de la Global Solo Challenge. A los 56 años emprenderá su sueño de la infancia, sueño que hará realidad en septiembre cuando se embarque para esta extraordinaria aventura desde el puerto de A Coruña en España. Muy comprometido con la causa medioambiental, Edouard tratará de llevar a cabo la hazaña de navegar alrededor del mundo, a bordo de su velero SolarWind, sin combustibles fósiles. Unos meses antes del inicio de la GSC nos reunimos con él para charlar sobre su pasado como navegante, su barco y su preparación.
Al principio el mar era un refugio para Edouard, recuerdo que guarda, y que siempre llevará consigo, de las vacaciones en Bretaña cuando era niño. En Perros-Guirec, donde ha estado yendo cada año desde pequeño, Edouard pasa su tiempo en los puertos contemplando las regatas y los veleros, también es allí donde se apuntó a la escuela de vela, lugar en el que descubrió el Optimist y el 320, una especie de precursor del Láser. «Navegar era mi propio espacio. Mis padres estaban separados, pero siempre estuvieron de acuerdo en que debía navegar.» El mar, ¿un lugar tranquilizador? Una idea extraña para la mayoría de personas…
La idea de poder viajar de forma independiente sin tener que gastar dinero fascinó a Edouard. Cuando era adolescente se hizo cargo de la gestión de la escuela de vela Glénans, escuela donde rápidamente se convirtió en instructor; tanto en verano como en invierno Edouard saboreó cada instante. A los 17 años, compró su primer barco, un Corsaire. «Lo metí en un cobertizo y lo arreglé durante un año. Me encanta el bricolaje.» El chico de Bruselas se dio cuenta rápidamente de que no podía ir muy lejos con su barco y adquirió un Primaat de 7 metros, con él, teniendo su primer año de medicina apenas en el bolsillo, navegó todo el verano en Bretaña. Solo. «Ese es uno de mis mejores recuerdos. Estuve dos meses fuera, era la libertad.» ¿Fue acaso el detonante? Dos años más tarde Edouard dejó sus estudios de medicina y decidió, con 23 años, asumir el loco desafío de la Mini Transat.

En 1988 la famosa regata transatlántica no tenía la notoriedad que tiene hoy en día, hecho que propició que Edouard encontrara rápidamente patrocinadores para llevar a cabo su proyecto. «Mi barco se llamaba »Bruxelles gagnant» —Bruselas ganadora—. Como en aquel momento era el único belga para competir fue relativamente fácil encontrar patrocinadores.» Su proyecto de dos años le dio el gusto por el mar abierto y las regatas en solitario, incluso si los resultados no eran los esperados. «Me hice el listo, y tomé la opción equivocada. Siempre se aprende con la vela, ahí es donde está lo extraordinario.»
Nuestro marino tendrá la oportunidad de aprender en su nueva aventura. A bordo del Kittiwake, una goleta de acero de 14,5 metros de eslora, Edouard partió el 14 de julio de 1991 hacia Groenlandia para una expedición de tres meses 100% belga, el desafío y las condiciones resultaron tan duras como bella la aventura humana. Pero Edouard entendió que no ganaría mucho dinero si persistía en convertirse en navegante, por ello echó a un lado sus quimeras y recurrió a los ordenadores en un momento en el que Internet estaba todavía en su albores y, gracia a su talento, formó parte del surgimiento de Internet en Bélgica. «En aquel momento todos pensaban que estábamos locos. Empezamos como en las películas, en nuestro garaje sin nadie que creyese que funcionaría.»
Los años pasaron y el dinero entró, pero Edouard mantuvo siempre un ojo en la mar y el horizonte hasta que en 2007 decidió vender su empresa para reencontrarse con el mar abierto. «A los 20 años dije que no trabajaría en un barco para ganar dinero, pero aquí era todo lo contrario.» Con su familia, Edouard navegó alrededor del mundo durante dos años desde el Caribe hasta la Polinesia Francesa, nuevamente aprendiendo y ganando experiencia, pero 15 años después Edouard soñaba con un último desafío: una regata en solitario alrededor del mundo, y justo en ese momento apareció la Global Solo Challenge casi como una señal del destino. Nos reunimos con él para hacerle algunas preguntas.

Hola Edouard, en primer lugar, ¿cómo va tu preparación para la Global Solo Challenge que comenzará el próximo septiembre? ¿Estarás en la línea de salida?
Tengo esa esperanza, haré todo lo posible para estar en la línea de salida. Mi barco se encuentra actualmente en Bruselas para terminar la preparación técnica. Hice mi etapa de clasificación entre las Azores y Bretaña el noviembre pasado y todo salió muy bien, aunque aún tengo que hacer mi entrenamiento médico y de supervivencia. También tengo que encontrar una solución para el motor, tengo el objetivo de no utilizar combustibles fósiles en mi desafío, pero, por razones de seguridad, mi barco necesita un medio de propulsión lo suficientemente potente como para navegar en las olas de los mares del sur si, por ejemplo, tuviese que ayudar a otro participante durante la GSC, así que necesito encontrar una solución eléctrica satisfactoria. Pero el trabajo principal es recaudar fondos, mi presupuesto aún no está completamente cubierto y todavía estoy buscando patrocinadores. También estoy organizando conferencias y lanzaré una campaña de Crowdfunding, pero eso también es parte de la aventura, a la vez que es muy gratificante porque no vas solo, sino con personas que confían en ti. Y para eso tienes que ser entusiasta y crear entusiasmo a tu alrededor.
¿Puedes contarnos más sobre tu barco?
Mi barco se llama SolarWind, es un barco de madera contrachapada de 34 pies reforzado con fibra de vidrio y epoxi construido por Jacques Riguidel a partir de los planos de David Réard. Jacques Riguidel fue un marinero francés que navegó varias veces alrededor del mundo en solitario sin usar combustibles fósiles, como yo deseo hacer, y este barco fue construido para su segundo viaje alrededor del mundo, esta vez a la inversa; 30.000 millas contra las corrientes y vientos predominantes, ¡eso da una idea de lo sólido que es! Cuando navegas en el SolarWind lo que impresiona es la cantidad de trucos que tiene para hacerte la vida más fácil cuando navegas solo, puedes ver de inmediato que Riguidel ha pensado en todo; es realmente un barco extraordinario. En abril de 2022 me topé por casualidad con él cuando estaba buscando barco para la Global Solo Challenge, y 24 horas más tarde lo compré.

¿Qué opina de la Global Solo Challenge y su formato innovador?
Siempre he soñado con dar la vuelta al mundo. Como todos los navegantes, soñé con la Vendée Globe, pero no me gusta su espíritu que consiste en construir un barco para la regata con tecnología extravagante y contraproducente, y, siendo realistas, está fuera de nuestro alcance. También estudié el proyecto de la Golden Globe Race, pero rápidamente me di cuenta de que era demasiado un regreso al pasado haciendo pasar a barcos viejos por condiciones tecnológicas extremas. La Global Solo Challenge me parece un buen compromiso, en cualquier caso, es la solución ideal para hacer realidad mi sueño.
El inicio de la Global Solo Challenge tendrá lugar en La Coruña, ¿qué significa eso para ti?
Esa es una gran idea, La Coruña es una ciudad preciosa con una cultura marinera muy antigua, además, también me gusta la idea de que una gran regata alrededor del mundo no comience en Francia o Inglaterra; España también es una tierra vuelta hacia el mar, hecho que tendemos a olvidar. Así mismo, La Coruña permite tomar la regata en mejores condiciones, el Golfo de Vizcaya puede matar a los competidores desde el mismo comienzo de una regata, no es necesario añadir que ya tenemos 27.000 millas que hacer en condiciones a menudo complicadas.
¿Vas a ganar?
Construí mi proyecto sobre tres puntos: 1) Volver; 2) Ganar; y 3) Respetar el pacto de 0 energía fósil. Pero tengo un barco muy competitivo que, creo, comenzará con el grupo medio. Así que sí, ¡voy a ganar!

La causa ambiental es muy importante para ti, ¿cómo vas a respetar tu pacto de 0 combustibles fósiles?
Sí, la causa ambiental es muy importante. Mi proyecto también es mostrar que es posible hacer las cosas consumiendo menos, exactamente como lo hizo Bertrand Piccard, quien aceptó patrocinar personalmente mi aventura. Uno de los aspectos más difíciles de manejar será el frío. Navegué a principios de diciembre en el Mar del Norte, había -5 ºC, pero gracias a mi equipo no hacía tanto frío, lo más importante es no perder calor corporal. El diseño del barco permite mantenerse seco en el interior, lo cual es muy importante. Utilizaré una cocina de alcohol para cocinar y un ladrillo refractario en caso de frío intenso, también llevo un deshumidificador y, para el resto, están los paneles solares. Porque, obviamente, hay tecnologías indispensables que requieren una importante fuente de energía, como el piloto automático eléctrico. La idea es encontrar las recetas correctas entre el pasado y el futuro.
¿Cuál cree que será el mayor desafío?
El barco está bien, lo tengo bajo control. He navegado el SolarWind en condiciones muy difíciles, con olas rompientes y travesías oceánicas, es un barco adaptado a ese tipo de condiciones. El desconocido soy yo. Cinco meses solo en la mar es mucho tiempo y no sé cómo voy a reaccionar. A eso hay que sumarle la ausencia de mi familia, no estar allí si algo sucede es realmente difícil.
¿Qué es lo que viene a continuación?
Terminar la preparación y echar el barco al agua, luego navegar con amigos, familiares y todas las personas que me han ayudado de alguna manera antes de partir hacia La Coruña a principios de julio, porque también es un placer compartir esta aventura.
